martes, 6 de marzo de 2007

Síntomas del mal de amores

1. Aparecen conductas obsesivo compulsivas. Entrar en el msn a las cuatro de la mañana es típico de un enfermo de mal de amores. También lo es revisar cajones mientras todos duermen o ponerse a mirar la lluvia durante horas. Escuchar la misma canción un día entero, es decir, ponerla en loop y regodarse en su dolor. Prender dos cigarrillos a la vez también es un síntoma propio de este mal.



2. Alucinaciones. El aquejado comienza a ver al ser amado en todos los rincones. Lo ve como quien ve fantasmas y sueña con apariciones. Aquél pelado que va caminando por ahí tiene la espalda parecida al la de él/ ella. Aquella regordeta de la esquina es igualita a su hermana. Ese can que viene por ahí... ¿qué pensaría él de ese perro? Seguramente diría que es horrendo, pues no le gustan los perros.



3. Delirios. El enfermo fantasea todo el tiempo con operarse la cara o adelgazar quince quilos, para llamar la atención de Él o Ella. Mientras tiene estas visiones su mirada adquiere un brillo febril.


4. Delirios o.1. El infeliz delirante imagina que se le muere un ser querido, para que Él o Ella lo tenga que llamar por teléfono.



5. Persecución. El pobre desgraciado contrata a un hacker para conseguir la contraseña de su correo.



6. Transformación de la realidad. El pobre que sufre mal de amores le perdona absolutamente todo a su amado, lo defiende con uñas y dientes. Le sigue queriendo, admirando y cuidando aunque él o ella lo rechace o hasta incluso lo desprecie.


6. Transformación de la realidad II. El convaleciente interpreta situaciones y comentarios de forma desviada. Siente que la persona amada le está dando pie cuando la realidad es que sólo intenta deshacerse de ella lo más rápido y delicadamente posible.



Estos son sólo algunos de los síntomas de esta grave enfermedad. El mal de amores afecta a humanos de todo tipo, clase y edad. No hay investigaciones acerca de esta epidemia en animales. Ataca igual a hombres y mujeres, niños y niñas. Sus achaques puede durar varios años. No existen pastillas, vacunas ni antibióticos para paliar el dolor. Algunas drogas ilegales pueden distraer la agonía, pero el engendro llegará tarde o temprano para pincharnos con su puntiaguda guadaña.