domingo, 25 de febrero de 2007

Diccionario lingüístico de la resaca

Resulta reconfortante saber que en todos los idiomas hay un término para designar la palabra “resaca”. Esto sugiere que el mal está presente en todos lados y que no ha entrado en el terreno de paria “innombrable”.


En Uruguay, le llamamos simplemente resaca. Después de agarrarse un buen pedo, una buena curda, los uruguayos ya sabemos que al día siguiente nos visitará la hermana resaca. Mis respetables amigos la tratan con mucha agua y una aspirina antes de irse a dormir. Y se sabe que el domingo de mañana nunca es un buen momento para llamar a alguien por teléfono.


Los ingleses le llaman hangover, que viene a ser algo así como “colgado de”. ¿No es bien gráfica? Los ingleses, un pueblo bebedor si los hay, se merecía una palabra como esta, bien descriptiva.


Los colombianos le dicen guayabo. Cuando alguien se mamó la noche anterior, se despierta enguayabado. Y es curioso, pero el guayabo, un fruto tropical que crece en esas tierras es mágico para curar la resaca. Funciona reconstituyendo el hígado como ninguno.


En Francia, se le llama geule de bois, algo así como "jeta de madera".


En México, cuando alguien se pasa de tequilas, sabe que al otro día se las tendrá que ver con la cruda. En Venezuela, la resaca es el ratón. Y en Alemania, también se usa otro animalito para designar a la resaca: kater, que significa “gato”.



Habría que preguntarle a los lingüistas por qué a los pueblos les da por pensar en animales cuando quieren hablar de sus resacas. El mono, al menos en el Río de la Plata, es la resaca de la cocaína. Por cierto, no hay palabras para describir lo horrenda que es.


En rumano es persecutie, ¿será por el sentimiento de paranoia que provoca una resaca mal llevada?


En Honduras, Costa Rica y Panamá le llaman la goma. No tengo ni idea por qué. Si alguien me explicara sería menos burra.

En Ecuador es chuchaqui, que sugiere estrujamiento.


En Perú se apuntan también a lo gráfico: caldero.


Este pequeño diccionario de la resaca realizado con la ayuda del escritor bilbaíno Juan Bas ("Tratado sobre la resaca") está incompleto. Los resacosos agradecemos aportes.