
Aquí encontré el lugar que estaba buscando. Es perfecto para fumar maconha (marihuana) tranquilamente, rodeada de palmeras y el canto de las cigarras. Confieso que he tenido esa fijación desde hace mucho tiempo. Lo he buscado con afán, invirtiendo mi modesto sueldito y endeudándome hasta las bolas. Mi sueño era encontrar un rincón donde sentirme liberada, alucinada, en contacto absoluto con la naturaleza y el corazón rebosante de fantasías.
Una amiga pesimista me había dicho que el turismo es una ilusión. "Allá no vas a encontrar nada, la felicidad se lleva en el espíritu", me dijo la muy aguafiestas. Pues no, señores y señoras, tomarse un avión puede ser la solución. Sólo hay que rumbear hacia el lugar adecuado y rodearse de gente adecuada. Aquí en Maracaípe, está lleno de varones rubios y morenos que desean compania. Con el corazón roto como lo tengo, no tengo ni fuerzas ni ganas de decir que no. Ya veremos si la cura es total o apenas pasajera. Por ahora, mais uma caipirinha!