miércoles, 2 de mayo de 2007

Entrevista a alguien que sabe del Mal de Amores

La psicóloga y socióloga española Angeles Rubio publicó el libro “Remedios para el Mal de Amores”, donde ofrece pistas y estrategias para comprender y superar la enfermedad emocional. Su texto termina siendo un tributo a la memoria colectiva del Mal de Amores y a la esperanza. En entrevista con la doctora Ivonne, Angeles se explayó sobre este tema sobre el cual no existe demasiada bibliografía ni conocimientos profundos.

Doctora Ivonne- ¿Cuánto tiempo calcula usted que lleva sobreponerse a un Mal de Amores?
Angeles Rubio- No sabemos cuanto dolor traerá una separación hasta que esta no se lleva a cabo. A veces pensamos que la ruptura puede llegar a ser terrible, y apenas si pasamos unos días bajos de ánimo. Otras, en cambio, la melancolía aparece pasados unos meses, después que la euforia por un nuevo estado de mayor autonomía hace reparar en el valor de la persona perdida. Pero ya se ha visto que la euforia puede ser parte del proceso de duelo. Por otra parte, el duelo como tal, no siempre aparece tras la separación, porque la distancia que puede forjarse dentro de una unión, la soledad en compañía y los desencuentros, pueden conseguir que éste se suceda dentro antes de terminada la relación.

DY- ¿Cómo definiría usted el Mal de Amores?
AR-El mal de amores es una enfermedad no sólo del cuerpo, sino sobre todo del alma en su búsqueda espiritual del refugio del Ser. Así se manifestará en sus dos vertientes, con gran desorden de las emociones, cavilaciones interiores sin fin, sensación de vacío y evocación obsesiva, que acompañadas de canciones de amor, perfumes, olores, ausencias y silencios, son algunos de los principales venenos que alimentan la melancolía; a la postre un desazón que nos hace más humanos.

DY- ¿Por qué piensa que las canciones y las comunicaciones son falsos amigos del Mal de Amores? Acaso estos no podrían ayudar a superar este mal?
AR- Las canciones de amor incrementan la melancolía, avivan la herida. Las comunicaciones por Internet, si no se pasa rápido a las relaciones presenciales y de convivencia, son fuente, no sólo de mayor aislamiento y soledad, sino además del empleo del tiempo en un conjunto de redes informales, que no compensan la necesidad de cariño y relaciones verdaderas que nos ayuden a curar.

DY- ¿Puede nombrar tres estrategias para curar la enfermedad?
AR- Existen bastantes técnicas y estrategias que podemos desplegar, pero personalmente, las que a mí más me funcionaron son: 1º. Trabajar, desplegar una gran actividad, emprender nuevos proyectos que nos ilusionen, emplear el tiempo en empresas creativas, como lo fue escribir este libro. 2º. Ocuparnos del dolor de los demás, no sólo olvidaremos el nuestros, sino que además, encontraremos la satisfacción que el desamor nos niega. 3º. No ser complacientes con las cavilaciones, pero sí con nosotras y nosotros mismos, cuidándonos, nuestro aspecto, salud, alimentación, etc.

DY- Hay quien dice que el Mal de Amores sólo ataca a a gente insegura, y sin embargo, todos los días vemos personas muy seguras de sí mismas que sufren por un amor no correspondido, ¿cómo lo explicaría?
AR- Podemos ser más proclives a sufrir mal de amores en ciertas situaciones de la vida, como por ejemplo, ante una falta de proyecto personal, pero también con cierto tipo de relaciones que hemos denominado tóxicas, incompletas, dependientes, en donde se juega con nosotros, por ejemplo. Existen personas más proclives al enamoramiento y por tanto, a sufrir por ello de forma recurrente, otras en cambio en las que predomina la racionalidad, conmovidos por la facilidad para enamorarse, y por tanto de sufrir. También existen personalidades con una mayor tendencia a establecer relaciones emocionales de carácter dependiente, que han volcado en los lazos personales demasiadas expectativas o que consideran que su éxito social depende en exceso de la consecución de una pareja aceptable.
El enamoramiento se produce cuando nos sentimos atraídos por alguien y dejamos caer las barreras de la intimidad, que nos separan del resto de los mortales, esperando compartir pensamientos y momentos de calidad, que dan lugar al amor, al trascender el mero instinto y afectar el alma y al destino. El amor con mayúsculas requiere realidad, conocimiento, amar a la otra persona como es, respetar su masculinidad o feminidad, y no sólo como queremos imaginarlos; aceptar virtudes y sus fallos. Pero sobre todo, el verdadero amor es el que actúa de forma beneficiosa.